Mouris Salloum George*
Una constante en nuestras ediciones de Voces, ha sido la siempre postergada Justicia fiscal, de cara al hecho de que la requerida solvencia del erario público depende de los causantes cautivos.
Cuantas veces se ha planteado la urgencia de una hacienda redistributiva -con base en una imposición progresiva a la riqueza– los agentes de Estado han sido presionados por los grandes evasores o usufructuarios de regímenes fiscales especiales y a lo que más han llegado es a incrementar algunos gravámenes, preferentemente el Impuesto al Valor Agregado (IVA), por lo demás cuestionado por especialistas por su falta de equidad.
Para colmo, los retenedores últimos del producto de ese concepto son beneficiados con onerosas devoluciones, no pocas veces exigidas al través de la Procuraduría Federal del Contribuyente o por la vía del amparo ante el Poder Judicial, donde operan a sus anchas los traficantes de influencias.
Agencias financieras multinacionales, y con especial énfasis la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), han puesto el dedo en la llaga,subrayando que, entre los Estados miembros de Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México es uno de los más rezagados en recaudación tributaria, condición que se acentúa respecto de los países aliados en los instrumentos de libre comercio, los Estados Unidos y Canadá.
Hasta el FMI reconoce que la situación es insostenible
El disolvente fenómeno fiscal viene desde lejos, pero se exacerbó desde inicios del sexenio pasado en que el priista Enrique Peña Nieto se comprometió, sin contraprestaciones a cambio, a no crear nuevos impuestos ni incrementar los vigentes.
No por sabido, se puede dejar de lado que el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha sido rector de las políticas de choque que desde hace más de tres décadas aplican en México la tecnocracia neoliberal.
Con ese expediente al canto, no sólo sorprende, sino asombra, que sea precisamente el FMI el que señale que México está en condiciones de una reforma para un sistema fiscal más redistributivo.
No sólo el remedio, sino el trapito: Revisar el cobro del predial, quitar subsidios a energéticos, mejorar la eficiencia del Impuesto sobre la Renta y ampliar la base al Impuesto al Valor Agregado, etcétera. Lo recomienda el FMI, para que el Estado mexicano deje de ser el quinto con menor recaudación de impuestos en América Latina.
Dicho en términos coloquiales, el balón queda en la cancha de la cuarta transformación. Recordado con la conseja popular, la oportunidad la pintan calva.
* Director General del Club de Periodistas de México, A.C.